Quisiera mostraros uno de esos barrios típicos, de los que
hay en todas las grandes ciudades, que parecen adoptar ese halo de alzhéimer
tan perjudicial. Un sentir olvidadizo causante de carcomer sus cimientos hasta
dejarlos morir.
Con un constante deterioro imposible de detener, causado por
la propia ciudad, y apartado de todos los planes de lavado de cara electorales
propios de la comunidad de turno. Me estoy refiriendo más concretamente al
barrio de Vista Alegre, en el distrito de Carabanchel; un resquicio añejo en la
comunidad de Madrid avocado a ser clasificado como "terminal". Barrio que antaño disfrutó de una posición de
nobleza, que posteriormente se estableció un alza producida por el mundo de la
tauromaquia; hasta que a día de hoy solo quedan pinceladas de lo que un día
fue...
Bastión de la clase más obrera y albergue de miles de
ancianos que en su tristeza van desapareciendo,
llevándose la poca memoria histórica que poseen sus calles.
Cuando la madre capital da de comer a sus pequeños, Vista
Alegre se ha convertido en el cachorro que se deja de amamantar, el miembro de
la manada al que ya todos dejan de tratar.
Y son los hechos los que hablan por sí mismos. Un barrio
donde la policía solo acude a la fuerza y con desgana, donde las infraestructuras
de urbanidad nunca terminan de arreglarse, donde los vecinos conducen sus
coches serpenteando los millones de baches y grietas en el asfalto, ya
convertidos en costumbre.
En tiempos de bonanza, no hay que irse muy lejos, era un
barrio familiar y de comercios de todo tipo, con servicios básicos y calidad de
vida; donde los parques eran destinados a los niños y no a la calaña que genera
el empujar cortésmente a la población más sensible a vivir en zonas concretas.
Por su puesto cabe en la lógica que no todos los barrios de una ciudad pueden
valorarse igual, ni en precio del suelo como en infraestructuras, pero
canta de
lejos cuando se abandona un sector para atestarlo de todo lo que no se quiere
enseñar en la visita del comité olímpico.
Yo personalmente, invitaría a la señora Ana Botella a que se
tome un “relaxing cup of café con leche” eso sí, no en la Plaza Mayor, si no en
la cantidad de lugares que había para ello y han ido desapareciendo gracias al
abandono que está sufriendo este barrio. Debería pensar también que la mayoría
de la gente trabajadora que vive en estos “guetos por imposición” son los que realizan todo ese elenco de oficios
que nadie quiere hacer y son tan necesarios para el funcionamiento de una
ciudad.
Y dejar de tratar a
sus vecinos como marionetas con un voto en su cabeza, solo escuchados en época
electoral para ser engañados con promesas que nunca se llegan a cumplir. Porque
Vista Alegre también es Madrid. Porque su gente está harta de ver como vienen
las grúas municipales a hacer limpia cada vez que hay un espectáculo de postín en la plaza de toros. Hartos de ver
como caen los cierres de los pequeños comercios aplastados por la tiranía de un
Hipercor, incrustado en su epicentro y
monopolizando los monederos de sus habitantes negándoles el derecho de elegir. Muy
hartos de ver como sus puertas abiertas de sol a sol no abastece su hambre a
base de pensiones ínfimas y prestaciones de 400€, dejando en la calle a muchas
familias que llevaban más de veinte años luchando por sobrevivir en sus
mercerías, tiendas de electrodomésticos y demás negocios.
Negocios fallecidos
que deja hueco a locutorios, bares de alterne y casas de apuestas; lo único que el gigante de hormigón no puede ofrecer a sus clientes…
Solo espero que no sea demasiado tarde para sus vecinos, que
no se deje morir un barrio con tanta historia y que los que viven allí se den
cuenta que no hay solución ninguna si cada vez que se les pueda oír acaben
errando en dar sus riendas al PSOE o al PP, ambos responsables del deterioro de
un barrio durante más de veinte años.