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viernes, 19 de diciembre de 2014

NO A LA FOTOSÍNTESIS AÑEJA.



Nacemos con espíritu de cactus, vivos a la fuerza y dependientes del tiempo de los demás. Al ser destetados (unos más tarde que otros) adquirimos nuestra lectura y la hacemos propia, con la prisa de serie para vivirlo todo en un ya. Ahí es cuando más recuerdos nos gusta acumular. 


Almacenamos experiencias como presa en estación de lluvia, soltando caudal sin mesura intentando sobrevivir al estilo de vida de nuestras figuras de referencia, sin sentir la propia. Es la agonía del plato caliente, una vez escaldado de ansia el paladar es imposible saborear el resto.


Y cuando ya estás preparado para la vida, es esta la que ha devorado tus energías, prorrogando todo a “más tarde” o “mañana”. Siempre hay un después para todo y el puto sofá se convierte en el corredor de la muerte. La costumbre del movimiento se siente perdida volviendo a ser cactus, ahora flácido y sin espinas. 


Triste no se define pues no encaja; más bien es pena, y se peca de cobarde al verlo por no juzgarse a sí mismo en un futuro. Así somos, pura justicia bucal sin frenos salvando las distancias con aquello que cuando vemos "cortar" inconscientemente ponemos lo nuestro a "remojar" y se nos pone la boquita pequeña al criticar. 


Salvo en especímenes muy concretos es un cambio propio del ecuador, y digo muy concretos porque siempre habrá casos de adolecentes Punset o ancianos Britney Spears, pero por suerte son los menos...
El tratamiento es simple, o te mueves o caducas. Llegas más o menos a los 35 años, los 40 tope, y se fragua un cambio muy paulatino pero mortal. Con frases tipo "yo ya no estoy para estos trotes" o "los años no perdonan"... puedes estar tranquila Virgen de los Desamparados y los Mustios, aquí tienes tu redil. Si en el ecuador de la vida, por así decirlo, se empieza así con sesenta años guardas las migas de pan y coges plaza en un banco de la calle para ponerte a cebar palomas. Eso si no hace mucho frío o mucho calor, entonces se tiran las miguitas por la ventana, media vuelta, y a ver Sálvame Deluxe.

Si la esperanza de vida se alarga, ¿qué acorta las ganas? Es decir, ¿Por qué se produce ese arresto domiciliario creando, como hongos, a viejas del visillo, locas de los gatos o abuelos con mirada "Carlos Sobera" que van perdonando la vida a la gente? Parece que una vida entera no es suficiente para lidiar la soledad. Para brotar lo aprendido frente al cambio y no entumecer el pánico fruto del descontrol. Viendo cada día una cuenta atrás hace inalcanzable coger el tren, sin querer entender que a veces esperar el próximo será más productivo que imitar a un becerro mareado trotando tras él. U observar su paso cuando sabemos de sobra lo imposible que se nos haría ya no cogerlo si no disfrutar del viaje. Porque es más fácil ofuscarse por no poder seguir que aprender otras formas, mas fácil sucumbir a ver "deterioro" en vez de "suma de tiempo". Tan valioso. Siendo incapaces de vivirlo y de administrarlo queriendo ver siempre la guillotina de la cuenta atrás; el tiempo es un regalo para saborear y sentir. 


El ahora suma al ayer con el mañana y nuestro bloqueo hace del tiempo el corredor de la muerte. A veces es mejor pensar las cosas una sola vez e invertir el resto en realizar, crear o simplemente en mover el espíritu. Aunque sea a dos manzanas del propio hogar siempre será provechoso… Es difícil de entender pero una existencia no puede remitirse a comer, dormir y ver la televisión o gastar la batería del teléfono móvil. Con un cuarto de cerebro sin usar no tiene que haber miedo a seguir acumulando experiencias en vez de recordar y recordar lo vivido. Será por espacio libre. Apoyo la moción, sí al HACER y no al ENJAULAR.












viernes, 5 de diciembre de 2014

SUEÑOS


Anoche tuve un sueño. 
Un sueño que empezó como las novelas negras, con un asesinato. La víctima, el tiempo. Desgarrado, ensartado y posteriormente desangrado para apagar su luz; una luz perpetua que tiende a resucitar. 

Con el cadáver a mis pies y los grilletes abiertos comencé a volar, muy alto, hasta alcanzar ese punto en que las nubes son la alfombra que pisas y la bruma el techo que separa la oscuridad y las estrellas. Un limbo gélido y borracho de paz que acunaba mi vuelo. El aire puro araba mi cabeza desgranando los problemas, los dolores de pecho fantasma y el día a día que fatiga... hasta que la demencia de libertad tomaba los mandos de mi vuelo para planear en algún lugar llamado nadie. 


Esos lugares de silencio natural y ruido acompasado, donde la tranquilidad es orquesta y el momento es el reloj que da las horas. Con los pies en modo paseo, pateando piedras, atravesaba una villa de campo oyendo un leve violín de voz salvaje y melosa que me invitaba a llegar a ningún lugar. Acompañado del que quiere acompañar, querer y escuchar me dispuse a llegar al que parecía mi destino con el sol vergonzoso, las copas de los árboles en pasadizo y la niebla fina de abrigo. 

Una posada acogedora nos abría sus puertas con vidrieras ocres que hacían las veces de farolillos, con el aroma a casero que invitaba a pasar. Ya en la mesa, con buena comida y buen vino, las carcajadas daban el tempo a la conversación culpable de quitar protagonismo a una cena para hacer interminable la sobremesa, un momento encantado donde el buen licor y las palabras danzaban entre todos estrechando el círculo,con chispa y desinhibidos por la propia definición de estar "a gusto". 

Creando silencios cómodos y miradas que erizan el cuello, absortos en una noche bella e interminable. Poco después con el síndrome de cenicienta admirábamos el cielo estrellado, conscientes de saborear ese instante mágico con la luz del tiempo mostrando signos vitales. Porque todos los buenos momentos, incluso en sueños, tienden a finalizar.


Siendo el apoderado de la realidad y despertador de mis ojos, veo como se rompe la burbuja del subconsciente para asimilar una vez mas haber soñado con un instante de perfecta armonía.


 Ahora que estoy despierto... solo queda morriña. Una astilla psicológica se queda en mi nuca, recordando de forma esporádica la posibilidad de poder repetir este cuento en la pura realidad.

viernes, 7 de noviembre de 2014

CRISPACIÓN DE KELLOGG´S... DESPIERTA EL TIGRE QUE HAY EN TI!!


Crispación, la madre de todos los conflictos humanos. Enajenada y sola, como mujer de puerto que espera marinero, es la noción en olvido del tratado de humanidad inventado para vender a nuestras conciencias lo que no somos, lo que siempre fuimos. Y ella sabe que volveremos por ella, por eso siempre nos espera. Porque somos lo mismo envueltos en novedad y progreso. 

En el caldo que cocinamos cambiamos la receta pero sabe a lo mismo; un sabor a escala evolutiva con tendencia autodestructiva aderezada con miles de siglos vividos en balde. Predestinados a sufrir los mismos errores, a enfrentarnos los mismos ideales y los mismos pensares. Borregos de alma y de conducta. Necios en cicatrizar heridas y expertos en clasificar rencores grabados a fuego en nuestra cronología del boca a boca. Porque pensamos que somos lo más importante del planeta y eso nos hace todavía más prescindibles.





 Por aprender sin educar. Por suspender siempre en recordar lo que nos hizo daño y no lo que nos provocó errar. Tranquila Crispación, volveremos a buscarte y nos guiaras de nuevo en el camino del “becerrismo”; para demostrar con argumentos de guerras, corrupción y  egoísmo crónico aderezados de la impaciencia, los odios y todo aquel berenjenal de emociones mal encauzadas y volátiles. Porque sigue siendo más fácil explotar y asumir las consecuencias, hasta que es demasiado tarde para cualquier otra cosa que no sea el lamento.




Cambiar no es una opción, es una fantasía. El camino está en asumir como somos y perdonar nuestras taras, y sobre todo, entender que nunca seremos capaces de conseguirlo. Así pues, querida Crispación, vete calentando el asiento que muy pronto haremos visita.

martes, 28 de octubre de 2014

EL APAGÓN DROGODEPENDIENTE


Nosotros. La gran civilización, los reyes de la pirámide evolutiva que jugamos una vez a crear dioses y después vamos en actitud de zarigüeyas, recorriendo senderitos, adecuados al remolón ritmo rotatorio en rodamiento ritual… Con una característica omnipotente encargada de lubricar las piezas de la maquinaria, la divina conexión. 


Apodada de diversas formas esta deidad presume de haber sometido a toda cultura o credo bajo sus hilos de marioneta. Mece nuestra vida en sus brazos hasta ponernos la camisita y el canesú como bebés indefensos. Para que clamemos a los cuatro vientos desde el alba al ocaso su nombre; llamémosla "línea" o "red" los mas técnicos, e incluso “chicha" hasta "la wifi" los mas coloquiales. Es el mismo diagnóstico yonqui para cualquier hijo de vecino existente en la actualidad, viéndonos atados de pies y manos a un estilo de vida totalmente capturado por la información personal encriptada en código binario. Viajando miles de kilómetros a la hora de repetidor en repetidor. 


Sin filtro ni criba llevamos un tiempo atiborrando esa nube virtual de datos y más datos creando un torrente viral con aires de eternidad. La inquietud del ser humano la mantiene viva y en movimiento lo cual hace imposible muchas veces el poder someterla a algún control. Te ayuda, te enloquece y te hace olvidar dormir.


En vez de buscar con quien hablar buscamos cobertura, el conocimiento se extrae por banda ancha con trazas de incompetencia no contrastada y nada objetiva; nutriendo el saber propio de la grasa saturada que producen los boca chanclas... buscando matar la soledad entre caracteres olvidando el reclamo a viva voz y llenando el tiempo de vida al cobijo de una barra de descarga interminable. Y como sus pedales son de mantenimiento humano a veces nos vemos aislados de su presencia desencadenando la horrible adicción. Un vacío de cobertura existencial que ahoga nuestra ansiedad y nos castiga en un universo analógico, ahora desconocido para las generaciones llegadas. Se impera del apagón donde el horizonte se desdibuja del pixel para dejar paso al carboncillo, despertando el prisma físico y refrescando la maniobra del N.O.D.O. que parecía estar caducada. 


Posterior a superar el trauma nacen, por generación espontanea, las cuestiones de formulario aptas para el placebo digno de conformarnos: ¿Cuánto hace que no disfruto de una tarde con café y tertulia? ¿Y paseando? ¿Cuánto hace que no miro un álbum de fotos para volver a ese momento? Pudiendo estar así líneas y líneas...


El considerarse moderno ya es antiguo y el pretender almacenar todo es arcaico. Porque ya es otra onda en el estanque y volver atrás no es posible; por mucho que se perciba esa sensación de ir muy deprisa. Con riesgo de ser tachado como llorón del paleolítico, sigo pensando que es posible seguir hacia arriba sin perder en el camino el sentido del tacto. Con cosas tan obsoletas como apoyar un llanto con abrazos en vez de emoticonos, o provocar la excitación con un beso en el cuello y no a base de imágenes retocadas. Es el eslabón físico. Lo máximo que hoy día puedes sufrir es una tendinitis en el pulgar de tocar una pantalla táctil, la elaboración ha perdido el cuaderno de hoja rugosa y la mancha de tinta en el perfil de la palma de la mano. Porque la tinta ya es electrónica y la personalidad con la que se creaba desapareció como archivo adjunto no compatible.


Nunca se podría pensar en todo el maremoto de vanguardia como amenaza demoníaca, gracias a ello nuestra sociedad ha crecido en servicios, calidad y eficiencia; siendo un arma poderosa en nuestro avance. El problema es cuando ese arma se utiliza como vestido y la soledad acaba paliando su gula a base de barritas energéticas, rellenas de "hashtag" con crema de "trending topic". 

Así es imposible que las pieles tengan su roce de rigor, activando la carne de gallina como máquina extractora de vida. Para la balanza digito-humana usaría, en medidas exactas, una aplicación multifuncional y gratuita capaz de conseguir la mayor red de contacto humano en la historia de la red, con un "me apunto" en lugar del "me gusta" y como colofón final una regla de oro: la obligación moral de apagar cualquier dispositivo electrónico mientras uno se encuentre acompañado... espeluznante. 


Y para mí personalmente un gran avance en el campo de la comunidad virtual y, sobretodo, un excelente tratamiento para la desintoxicación de este credo en el trastorno de la soledad inalámbrica.


jueves, 23 de octubre de 2014

AUTOCRÍTICA DE CONCLUSIÓN.



¡Damas y caballeros! Y demás egos disfrazados de palabrería existencial.


Que comience el punto de inflexión más importante para la tierra de sangre y amapola; tierra de curvas de guitarra y desempleados al ajillo, del ladrillo abandonado o de ese aroma a oliva que usa como colonia. Todo este inventario lleno de contrastes forma este micro mundo peninsular llamado España.


Pudiendo respirar ese polvo zaino que va flotando sobre la urbanidad y la comarca, con partículas de asta toril en fusión con la vida mediterránea, con el duelo de culto y cultura, con esa diplomatura que todos hemos estudiado de "como pasárselo de puta madre". 


Y pisando fuerte argumentamos nuestros actos como nación con sello distintivo, de talante genuino, siendo insuficiente para ocultar la mala praxis constante en esta sociedad cañí tan reincidente.

En el apogeo de su nuevo declive asiste distraída a repetir todos los errores que nunca fueron perdonados provocando, por el roce continuo, una metamorfosis a esquirla.  Preparada para deflagrar cualquier intento de progresar en este curso CEAC de "como ser un Europeo modelo" que nos hemos matriculado.  Presentados a la convocatoria sin estudiar,  virtud muy nuestra delegando  todo resultado a la suerte o el azar, esperando que cualquier relicario se apiade de nosotros y de un plumazo solucione la papeleta.


Desde el comienzo de lo que un día fue Hispania hasta la vuelta de la esquina de hoy hemos vivido una gráfica ascendente a grandes rasgos; acostumbrada a no culminar teniendo que retroceder como respuesta al errar. Como patria sigue necesitada de un respirar colectivo que es lección imposible, y ese "saber hacer" se vuelve ausente en nuestra educación e imposible de adquirir con el tiempo, algo de lo que sí nos hemos hartado de demostrar. 


Sin pauta ni conclusión, en la desesperación por salir del charco, renqueamos con el miedo como bandera a no dar ese paso adelante que nos haría partir de cero.  Eso es, algo tan funcional como un reseteo parece aferrarse a ser asignatura pendiente. Ahora no hay estación de tregua y nos mantenemos vivos sin rumbo. Girando sobre sí mismos esperando no desfallecer, entretenidos con enfrentamientos ideológicos constantes en nuestras propias cocinas. Abstraídos de la realidad.


Y no hay duda de la capacidad de aguante que se tiene y de levantarse una y otra vez frente a la adversidad, pero eso no cimenta un país, lo agota y termina exasperando el poco juicio que tiene consiguiendo desnutrir sus carnes, evitando crecer.

Entonces, damas y caballeros, ¿que nos hace reaccionar de la misma manera, tan difícil y errática? Se nos llena la boca en los bares criticando que este país nunca cambia. A este paso tenemos tal cumulo de "cambios" en el montón de tareas pendientes que, incido enérgico, el último recurso que nos queda es fingir un incendio y cobrar el seguro. Las raíces de nuestra sociedad han crecido torcidas y no se pueden erguir, síntoma de una maduración fugaz con matices de libertad electoral algo ficticia.
 

En realidad tenemos lo que hemos votado, nada más. A base de legislaturas a nuestra espalda hemos dejado manosear el país a los entendidos, con nuestro consentimiento, y nadie más que nosotros somos responsables. Responsables de no saber a quién cedemos las riendas y responsables de  permitir que vivan las únicas optativas que nos representan. Señores, a veces es mejor no comerse lo que hay en el plato esperando alguna reacción; si no estaremos condenados a comer la misma bazofia todos los días. Se pagan religiosamente montañas de dinero en una quimera llamada impuesto, por tanto contamos con el derecho de decidir quién lo invierte o gestiona de la mejor forma; claro está que responsables seguimos siendo si pasado el tiempo no obtenemos buenos resultados, y más cuando en un país como este van políticos y corrupción de la mano de la forma más impune. 

Hay muchas formas de luchar y conseguir que retomemos el buen camino y "la primera en la frente" sería acabar con el absentismo a la hora de votar... no sería definitivo pero podría ser un gran comienzo. Que muera el pensar ibérico, pregonero de crítica, que no establece lazos de unión con la madre política y elige el camino de la orfandad como ideal. Hemos pasado de creer en todo a no creer en nada sin entender la obligación implícita de ser socio numerado de un país.

 Y como buen poseedor del carácter autóctono, después de varias líneas de reflexión, me siento preparado para abnegar cualquier contratiempo a base de cojones pero con cabeza. La misma cabeza que parece brillar por su ausencia en nuestras decisiones sobre la responsabilidad como ciudadanos a encauzar nuestra propia tierra. Y a la española, picaría en una trituradora industrial el sentido común con la fuerza de gladiador tan propia y tan nuestra; esperando el contagio colectivo encauzado a seguir el mismo camino, y lograr despertar el sentir que emociona nuestros corazones al estrujar con nuestras manos el país que nos cobija.

Y atrás queden los quejidos y el hábito de mártir con banda sonora a lo Almodovar que nos ha encasillado en una burla del imperio que una vez fuimos, con chascarrillos de los cuales somos doctorados llenos en nuestro recorrido; clamando un "no a la guerra", un "podemos" o un " no hay pan para tanto chorizo" quedando en mensajes de humo. Menos repertorio de slogan y mas remangarse la camisa...

jueves, 16 de octubre de 2014

LA JUSTICIA ESCARLATA.




Es el rasgo bastardo que en todos habita y nadie gusta reconocer, con clausula de comodín, escondido en el bolsillo interior de nuestro sano juicio. Vegeta en un resorte a la espera de sufrir un suceso que el propio sentido común no pueda asimilar.

De compinche con la ira, se apoderan de nuestras cabezas clamando
la justicia de sangre; una única vara de medir saciada del dolor que no se quiere apadrinar y poseída por el mismísimo Rey Salomón. Rápida, dolorosa y tajante. 

Y cada vez más común entre las razas de sangre caliente, estirando el gráfico de modernización cultural hasta rozar el Medievo. Porque lo que se vive no encaja y escuece la herida. 



Los ejemplos de civilización obsoleta siguen dando, a su manera, una lección sobre ciertos rasgos de humanidad que hemos querido perder. A pesar de su evidente atraso, en ocasiones nos siguen adelantando por el carril derecho, mostrando el reflejo de la injusticia con nombre propio. Nosotros, los civilizados, miramos por encima del hombro fingiendo un horror demasiado familiar. 



Y solo hay que esperar a verse acorralado y desesperado para ver que apenas hay diferencias. La sangre manda. Impera su calor por vena en un circuito radiante que nos hacen ser ollas exprés andantes. Los consejos se ensordecen, la empatía se suicida y el puño junto con la mandíbula se aprieta hasta emblanquecer la piel... ya está. Al llegar a este punto sin retorno no sabemos ser nada más que animales con “vendettas”, y no sabremos parar hasta arrasar como la onda expansiva de Hiroshima.


Por eso no hay tanta diferencia entre nosotros; yo arriesgaría a decir que ninguna. Somos iguales ante la incompetencia de la ley y el orden establecido. Iguales que los chacales defendiendo sus crías. Igual que cualquier ser vivo de sangre caliente cuando ve pender de un hilo a todos los responsables de dar sentido a su vida cada día.


martes, 30 de septiembre de 2014

LLÉVAME HACIA ALGUN LUGAR SIN NOMBRE



Todos un buen día nos levantamos monótonos en el día a día, con la rutina del vestirse y el café, dejándonos manejar por el hábito vital como compadre del respirar. 



Recorriendo los mismos caminitos con experiencia y cobrando la tranquilidad responsable de sentirlo tan fácil. Igual que un reloj antiguo de engranajes engrasados.


Para ser ya igual al reflejo, te dejas llevar y nunca esperas el tropiezo. 


El traspié despertador que hará ver tu inseguridad para bloquear el sistema de vida inquilino en la rueca de costura. Atrapada en un circuito perpetuo. 


Un hilo resabiado en su madeja, partido por la tensión, se suelta del mecanismo implorando tu gobierno sin saber qué hacer. A veces es un pinchazo camino al trabajo, otras veces un giro inesperado en la cantidad de ejercicios básicos que componen nuestra historia.


Un punto y aparte exigiendo un cambio de gramática, para no morir ahogado en las justificaciones tan nutritivas que nos sustentan definiendo el existir “apollardado”. 


En acto sorpresa, saliendo por la esquina del telón, se nos aparece una conciencia rebelde vestida de “easy rider”; eructando y maldiciendo al aire pues nuestra vida de mierda empieza a oler a charca de pantano. Eso si tienes suerte y tu conciencia no es tan cobarde como tú. 


Se acerca por tu nuca susurrando un soneto firme, diciéndote a puñaladas "...reacciona, empieza otra vez, encuéntrate a ti mismo de una vez y busca tu lugar..."


Esa es la señal. Solo los cojones psicológicos saben dar el salto. Atreverse a coger de las solapas al motero de nuestra conciencia y gritarle en su cara ¡Llévame hacia algún lugar sin nombre! 


Llévame a conocer los principios que nunca supe empezar, los sentimientos que siempre me quisieron esperar. 


Llévame a beberme ese amor puro que nunca llegué a gestar y por favor llévame a explotar mis pulsaciones de la vida que siempre estuvo en la nube que cada día caminando me harto de mirar. 




   



              ...Take me to a place without no name...

viernes, 26 de septiembre de 2014

LEY DE PROPIEDAD PENITENCIARIA.



Si estas entre los 25 a los 35 años, eres español y el techo que te cobija empieza a ser una prisión, bienvenido al club. Tienes la suerte de ser socio honorífico nada mas inscribirte. La inscripción es obligatoria.
Requisitos:


- Estar parado y no cobrar prestación social.




 







- Ser propietario de un inmueble con una hipoteca que sube por culpa de los intereses de carácter mafioso que tu banco te ofreció.



 









- Seguir vegetando en casa de tus padres sin posibilidad de un futuro hogar en un horizonte lejano.



 










- Vivir de alquiler y ver cómo te estrangula la renta, en auge mientras tu sueldo baja.



 











- Trabajar como una mula y no llegar a setecientos euros mensuales para costear casa y gastos.



 











Con cualquiera de estos tres requisitos ya estas dentro. De hecho, si posees más de uno de ellos se te obsequiará con una camiseta con la impresión que dice:


“España es así. Haber nacido en Noruega..."




Después de la explosión inmobiliaria que sufrimos a lo largo de diez años; años en los que la gente poseída por el síndrome Onassis solo querían buscarse un trabajo, con su desglose en B, e hipotecarse hasta las cejas con un kit completo de casa, coche y reforma. A pagar en 50 años y nada de ahorrar que eso son "mariconadas"...



Ahora, en un horizonte de edificios esqueléticos repartidos por toda la meseta, se hace un guiño exagerado a los barrios muertos de Chernóbil. Como si una fuga de estupidez radiactiva hubiese sido la responsable del abandono tan invisible sufrido por el ladrillo, en un intento loco de edificar cada metro cuadrado de este país. Con un slogan de lo mas ibérico clamando un "¡No hay Huevos!" en cada urbe, descampado o bosque achicharrado. Y con la excelente colaboración de la Gomorra con corbata que reina en los ayuntamientos más recónditos.



Ahora sí, el estado siempre declina responsabilidad al anterior capitán de flota e intenta justificar sus decisiones romanas para la solución de un problema latente. Que a día de hoy sigue sin resolución con millones de pisos e urbanizaciones vacías. 

Imposibles de vender. 

Los alquileres en constante subida, como la gasolina, pues es donde se ve negocio; y la constante "mano negra"  encargada de blindar los derechos de los arrendadores por encima de los ciudadanos, ahogados por un péndulo defectuoso que sube sus gastos y baja sus ingresos. Para imponer el conformismo de una batuta fabricada en Alemania que nos dirige por un camino del cual estamos más perdidos que el ministro de Andorra en las Naciones Unidas...


¿Cómo supuestamente se va a regularizar esta situación sin que a los ciudadanos nos parezca que se está intentando sacar negocio de la mala gestión urbanística? Y no lo parece, cuando ves miles de desahuciados sin un techo por la nula ayuda social o la mala gestión de viviendas de Protección Oficial, la cual deja mucho que desear. Si a esto se le añade el tsunami Okupa que sufre España

con la cantidad de irregularidades que ocurren en las viviendas, como los "enganchados" al agua, luz o gas de forma ilegal, se antoja muy cuestionable el ajusticiar ciudadanos que constantemente están bombardeados de noticias sobre la corrupción de nuestros políticos. Hartos de ver como fulano del P.S.O.E. o mengano del P.P. estafan a Hacienda y coleccionan chalets; o montan empresas fantasma para cobrar subvenciones que generan los impuestos del currito de turno. 





Con todo esto crudo y sin cortar lo único que te queda como miembro del club es buscarte trapicheos en negro, dejar de pagar tus impuestos y pegar una patada a la puerta de un piso vacío para pegarte la vida padre. Y esperar a que por obra del espíritu santo se solucione todo dejando el tiempo pasar. Mientras, las personas con integridad y con responsabilidad siguen emigrando en manadas o aguantando en sus trabajos precarios para alimentar el parásito de la solitaria que cobijan los leones del congreso.


En conclusión. Como hacer arder todo no es posible, y no será por ganas, la decisión vuelve a ser cosa nuestra. Intentar con todas nuestras fuerzas no entrar en el juego de la especulación, la ilegalidad, el chanchullo fácil y el bien propio sobre el común. 


La consecuencia más grave que tenemos hoy día es no saber diferenciar entre el negocio y la necesidad.


Eso sí, ni todos son fulleros que estafan ni muertos de hambre sin cobijo. Y desgranar esa paja, por mucho que queramos, nunca estará en nuestras manos.




martes, 2 de septiembre de 2014

EL POTRO PRECINTADO EN CELOFÁN




Ese nervio de sangre definido en todo diccionario para formar como prueba de vida del sentimiento, como engranaje de los logros y como primer culpable en superar a lo imposible. 

Es un guerrero antiguo, un titán, castigado por nuestra infamia a chupar banquillo en pleno siglo XXI, pues no llega a encajar en los cánones de la civilizada furcia que nos estipula; quedando lejos incluso de cualquier intento de rescate por una tendencia vintage... de pose greco romana o samurái, la Pasión está en la U.V.I. de la conciencia esperando impaciente a resucitar brevemente en las índoles mas superfluas del día a día. 


Y muy frustrada, espera desquitarse en momentos puntuales demostrándose a sí misma que no está muerta. Desatando todo su poder con un partido de futbol, una manualidad de garaje o una infidelidad, saliendo como titular para en breve volver al banquillo. Hoy en día es una Pasión triste y ociosa; muchas veces por la desidia nos confunde y hace salir a la locura en su lugar, pues bien sabe que no somos capaces de distinguirlas. Maldita pasión. 


Antaño pieza clave de los iconos mas desencadenantes en la historia, ya escrita, es inutilizada por pecar por ser todavía más civilizados, mas prefabricados. En un horizonte mustio sin su sombra nos hemos convertido en carnes ásperas de vísceras templadas y con actitud vencida; convencidos de la sumisión que nos da la vida a cambio del "tocomocho" de inseguridad que un día nos vendieron. 


A mí, siguen sin colármela. Pasión... en mi pecho sigues teniendo tu trono.

jueves, 21 de agosto de 2014

NO ME CHILLES QUE NO TE VEO







Y no me chilles que no te veo. Porque a veces es mejor hacerse el loco, y hacer caso omiso de la virtud más importante que tenemos, la comunicación.

Un arma mellada por su mal uso y escondida en el tobillo, preparada para atacar. Como raza dejamos en un segundo plano la causante de que bajáramos del árbol, para tratarla como el pito del sereno y obligada a la segunda o tercera opción como forma de entendimiento.

La involución de la palabra, maltratada por la incultura y violada por las tecnologías que extirpa sus vocales de lo vagos que nos hemos hecho. 


Ahora sí, si no se acompaña una palabra con un sol sonriente eres un ser despreciable. Y punto, sin derecho a réplica. La conversación se ha perdido y puedes estar meses sin hablar con alguien; pero un buen día ese alguien te reclama y si no contestas en dos minutos vuelves a ser un ser despreciable... la comunicación moderna, divino tesoro. 


Más triste es cuando se deja de hablar a un amigo, o callamos por no querer enfrentamientos. Cuando dejas de decir "te quiero" por falta de costumbre o por preguntar "que tal" si no queremos oírlo. Tristeza en mayúsculas cuando no dices nada y esperas a que te digan todo con la excusa de no saber leer entre líneas, de que nadie te entiende... o hablar y hablar una ristra de tonterías sin decir realmente nada.

En eso ha quedado la comunicación. Nunca deberíamos olvidar que no se habla con los ojos, los hechos o los silencios. Que estar al lado de alguien con quien no hablas es perder tu tiempo y el suyo. Que para hablar gilipolleces mejor es tener la boca cerrada. Y sobre todo, que dejar de comunicarnos como antes nos acerca un poco más a los chimpancés que vemos en el zoo, solo que estos por lo menos viven en comunidad y nosotros estamos condenados a acabar solos.


Entonces, ¿lo hablamos?

martes, 19 de agosto de 2014

CANCIÓN DEL INSOMNIO.





Apagas la luz y dejas caer la cabeza en la almohada, ahí es cuando todo empieza. Tus parpados se cierran activando el cuestionario vitalicio que desbanca el sueño y mantiene viva eternamente a la incertidumbre. 

Y la rueda de preguntas se dispara acribillando tu subconsciente... en su estela de metralla, resuena en eco todo el hormigón que cimenta nuestras dudas culpables de nunca dejar avanzar, de dejar vivir.

Buscando una media naranja cuando nunca nacimos incompletos, anhelando objetos y paredes ajenos a llenar nuestras expectativas y a cobijar nuestras almas. Y pensar, ¿es lo que yo quiero? o ¿tengo que hacer esto?; para repartir responsabilidades entre cabeza y corazón sin criterio, mientras esquivas un ¿necesito realmente lo que tengo? o ¿por qué no soy capaz de tener valor para... así es nuestra nana, la canción del insomnio. 

Con los ritmos del sudor frío y la taquicardia, con el control y la opinión gratuita de los que saben de todo y no predican con el ejemplo. Nadie dijo que fuera fácil.

Y a veces es el caos el que educa, y hace florecer el sentir de un camino que nosotros mismos nunca terminamos de empezar, o no queremos ver, con telones de sueños imposibles para poder conciliar el sueño cada día. 

Sera cuestión de quitar capas de piel y reconocernos, será momento de volver a ver el yo.

miércoles, 13 de agosto de 2014

AVE RAJOY, LOS QUE VAN A MORIR...











Posee un fenómeno atmosférico caprichoso, capaz de encapotar los cielos sobre ti y descargar toda la tormenta en segundos. Tiene ese olor metálico a sangre fresca, al menos de corte superficial salvo ocasiones en las que puede salpicarte coagulada. Tiene perfume a odio con trazos de envidia y un fondo de armario teatral, digno del reparto de Hamlet, donde las máscaras venecianas son el atrezo indispensable. Es un lugar... un lugar más crudo que la arena del coliseo, gobernada por diablos con piel de caciques expertos en la tortura y la humillación. Donde nadie perdona y todo vale. Donde los principios morales y la integridad quedan incautados en las puertas. 

No me estoy refiriendo a la frontera de Gaza y Cisjordania y mucho menos al mismísimo Infierno de Dante. 

Estoy hablando del trabajo.

Un lugar hoy en día en el que solo sobreviven los mejores mercenarios y aquellos que carecen de papilas gustativas para comer culo sin vomitar. Bendito trabajo, castigo de Dioses; secuestrados en las plantaciones de algodón del futuro para nutrir con el tuétano de nuestros huesos el limbo terrenal al que llamamos INEM, un lugar donde todos los vencidos en estado comatoso esperan a morir o a tener revancha. Una revancha convertida en utopía cuanto más de ellos crecen en número.

Trabajo, la secta social huérfana del padre del consumismo y la madre del socialismo utilizado como arma arrojadiza en su propia batalla, siendo causa perdida o proyecto de "hermano mayor". Una vez dentro nunca sabes si hoy será tu último día, ese día donde tu cuello será rasgado por la espada de Damocles, vendida al mejor postor empresarial con la bendición de los dioses del Palacio de Congresos. 

Ya no hay credo ni trofeo, ya no hay juicio de valor. Solo un dedo a azar será verdugo para crecer la estadística de carne trémula. Solo queda ser más que hoy y superar la criba del destierro. Y esperar el diluvio que arrase sus cimientos, pues otra forma de trabajar siempre es y será posible.