Nuevas mañanas, hoy de gris y mojadas como miles vistas en
la vida, mañanas de ajetreo con banda sonora de voces del recuerdo, antaño
reconocidas por la nota comunicativa a lo Gabilondo o del Olmo, padres de las
mañanas Españolas acostumbradas al madrugón.
Con una vomitona de noticias que antes llamaban nuestra
atención y ahora dan música a la burra mientras allana la tierra. Jugando a
desinformar y a cambiar la verdad por la alfalfa que llena las tripas y
"valerianiza" las cabezas. ¿Y qué? Si como decía aquel ya está todo
hecho; ya nos hemos convencido de no hacer más allá de lo edificado, son como
el sueño americano con olor a jabugo y sabor a derrota.
Hemos gastado toda la energía en agotar las paciencias de
lucha y en educar a las generaciones con un “yo me partí la espalda con tus
derechos" o un "esto es lo que hay". Y no señores. La lucha es
continua, el cambio es necesario y la venda en los ojos somos las propias
personas quienes abusamos de ella haciéndola partícipe de nuestra justificación
diaria.
Nunca va a ser igual que ayer y no por eso se deja de pensar
en mañana. Se pierde el tiempo cada día comparando lo que fue o lo que pasó sin
ver que el futuro no es ni parecido, negando un cambio obligado para aprender a
vivir con otros zapatos pues los puestos están desgastados.
No es política ni religión, ni ideales ni formación. Es
cambiar el punto de vista para todo y dejar que llegue la evolución.
Y el que quiera que lo lea, lo critique o que le importe un
mojón.
Qué bien y qué bueno que todavía es gratis la libertad de
expresión...
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