... y dudo si estoy a la moda. En la
"onda". Cargando pilas previo kit completo mañanero (ducha, desayuno
continental y pitillo) y haciendo honor a la vida sedentaria, vas un buen día
vestido de mentecato, creyendo ser patrón de tu vida, y te aparece un imberbe
de 2'20 cm de altura cual espíritu navideño. De orígenes hawaianos y con brotes
de agresividad nivel “hermano mayor”. Representando la vanguardia con pedigrí y
amenazando tu existencia pues, querido compadre, estas caduco.
Berreando jergas exóticas tales como
"trending topic" o "twitéame",
destrozando los cánones de la buena conducta e invitando cortésmente a todos
los miembros de la real academia a inmolarse en un chiki-park. Y en algo han
evolucionado; 45 grados de inclinación postural, emulando a Cuasimodo, con el
smart pone de epicentro y los auriculares integrados. La música de fondo es un
compendio de voces exageradas de karaoke con la base de un éxito de los 60
violado por un DJ... Todo ello aderezado con ropa vieja o rota, que antes era
para Caridad y ahora es vintage. ¿Ha de ser absurda por fuerza una moda? Porque
comprarte un par de deportivas que hace diez años se compraban en el rastro a
granel, y que ahora la marca de turno las despacha a 120 euros para luego
ensuciarlas porque es moda, roza lo absurdo.
Algo que 20 años atrás significaba una
señora hostia de tu madre, por cargarte las zapatillas nuevas, hace ver que
algo está fallando ¿Y el pantalón metido por dentro del calcetín es por algún
motivo particular? ¿Humedad? ¿Insectos? Debe pertenecer a ese rincón de lo
inexplicable llamado Moda. Como ese “Deja vu” que a veces nos acecha viendo
modas pasadas floreciendo un par de años, como por ejemplo: la hombrera,
el calentador, la palestina, el pantalón
violador… Si eres rebuscado, parece que están rebañando excedentes de
almacenes.
Todo mezclado y batido sin saber bien lo
que representa. Con un maravilloso stock de tiendas/palacios abandonados con
mogollón de ropa, creada de mano obrera denunciable, a precios irrisorios y
atendidos por un puñado de mal educadas que parecen venir de fiesta, aderezando todo el establecimiento
con música de “after” bien alta. Si estos establecimientos tuvieran parking
estaría atestado de coches tuneados con los maleteros abiertos… Es el plan perfecto de una dictadura de
dibujos animados, todos vestiditos con la misma ropa.
La dificultad media se supera cuando
logras ver la zanahoria virtual que nos cuelga de la cabeza, y nos obliga a
llevar el camino de turno. Una vez superado esto, se empieza a percibir de
inmediato como los hilos de marioneta pueden ser capaces de utilizar un zurullo
de plástico como complemento estrella de
la nueva colección. Si te compras el zurullo, estas dentro. La musa de las tendencias esta ebria como una
cuba fornicando en la plaza del pueblo. En
conclusión, creo que no estoy en la moda…
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