Translate

lunes, 11 de mayo de 2015

LUCAS NEURONEA. HOY: POR TU CULPA...




Estando sentado en la parada del autobús, en mi paranoia extrasensorial, varios chavales de unos 12 años me quisieron vacilar con no se qué de unas papeletas.
En su intento de desangrar mi cartera para irse de botellón ( si, cada vez empiezan antes...) intentaron hacerme luz de gas. Invocando a los espíritus malignos del tiempo les canté una fusión de "Coco-wawa" "Súper disco chino filipino", de los gurúes Enrique y Ana, y salieron acojonados.
Qué cara de susto; lo que tienen de listillos lo compensan con lo faltos que son. Se fueron de lado como los cangrejos mientras twitteaban sus sentimientos... por un momento el espíritu de Enrique del Pozo casi me posee y me faltó muy, muy, muy poco para levantarme de la parada y pedir un aplauso merecido al público, que es maravilloso.
Qué habrá sido de semejante caspa televisiva, la sombra que dejó "Crónicas Marcianas" en él terminó por destruir la poca cordura que le dejó su brillante carrera musical.
Y así, sin más, he regresado de entre los muertos al Coco-wawa por culpa de la seriedad que atañe a los horarios del transporte público.
Solo puedo desear, a través del refranero calé, que "una avalancha de mieeeerda le pille en un callejón sin saliiiiida", chacho. Pocos parásitos me dejaron tal amargo recuerdo del boom televisivo en España, pero despierta la veda de un sin fin de personajillos casi extintos o mutados en aberraciones que intentan sobrevivir.
La lista de la compra del Share: Pepe Navarro, Pepelu, La Veneno, Crispìn Clander, Aigor Cajones, el Rambo, Javier Sarda, Galindo, Mariano Mariano, Boris, Paz Padilla, Cristina Almeida (si, fue tertuliana en ese circo a la par que deleitaba a los fans de Star Wars con su parecido a Jabba), el Padre Apeles, Paco Porras, Leonardo Dantés, la Pantoja de Puerto Rico, el Pozí, Dinio, Pocholo, y hasta un zurullo con corbata si me apuras. Todos subidos al carro de la dilatación moral a través del "late night show" intentando rozar el límite, desde los noventa hasta poco más del año 2000.
Un maremoto de fertilizante cerebral que socialmente alimento a los españoles hasta el punto de ser la conversación principal y el método de información más consumido, por encima de cualquier telenoticias. Creando franquicias fúngicas, como por ejemplo Tómbola. Despertando un todo vale. Creando una demanda adictiva.
Y como en cualquier ojo del huracán apareció una calma, promovida por un brote esporádico y social de sentido común, que lo hizo casi desaparecer. Nada más lejos. Solo cogía fuerzas a base de más Gran Hermano, Hotel Glam, etc..., mientras se perfilaban los grandes iconos de la caspa para renacer la mierda-tele en un formato indestructible.
La CASPAVISIÓN.
Un formato imposible de exterminar, ni con una legión de champú H&S. Era y es tarde, esta intrínseco en el ADN nacional del entretenimiento, acostumbrados todos a no saciar su hambre con otra cosa.
Parece que ya llega el autobús, no veo el número bien todavía, tela lo que tarda... entonces, a si, la mierda-tele.
No puedo obviar otra conclusión. Toda la culpa la tiene Enrique del Pozo. Empezó cantando para los niños y traumatizando de por vida a su compañera de fatiga, Ana. Metió la semilla en los que años después serían consumidores de todo esto.
Fue el propulsor más activo avivando siempre al público con lo maravilloso que era al deglutir todas las sandeces que rezaba en pantalla. Abrió la caja de Pandora. Labró el camino a los Jorge Javier, a las Esteban y al resto de Orcos con déficit de analfabetismo emocional (muchos otros analfabetos a secas también).
Y de paso enriqueció las arcas de la tv privada donde se refugian a base de series extranjeras los que se niegan a entrar en ese “yonquismo” diario.
A sí que, la culpa es toda tuya Enrique, cabroncete. Te podía haber dado por la filatelia o el Taoísmo. Destruiste el ocio, el intelecto, la media Española y las futuras generaciones... eres un ¡Españocida! Ja ja ja ja ja. Si sigues trastornado medícate, como yo, te recomiendo Ritalín.
Ya está aquí el autobús, la cuestión es que no recuerdo donde quería ir, pero me acabo de acordar de que no me he tomado la pastilla. Enrique, culpa tuya va a ser...






No hay comentarios:

Publicar un comentario