…A mí no me enseñaron que al ser adulto
tenía que comprarme una casa, un coche y todos los bienes materiales que pueda.
A mí no me enseñaron que la deportividad es cuento chino e insinúa cierta falta
de hombría. No me enseñaron que cuando
cometes un error o haces daño se compensa a esa persona con regalos. Que los
diamantes que cuestan vidas no es lo más idóneo para sellar un matrimonio. Ni
los presupuestos de ataúdes cual promoción de AVON mientras el luto te desgarra.
A mí no me enseñaron que las mejores
empresas son las mejor gestionadas o las que más puestos dignos de trabajo
mantienen sino las que más dinero ganan. No me enseñaron que el buen ambiente laboral se cataloga
igual que la caza del unicornio.
No me enseñaron que pagar impuestos es de
gilipollas, ni que lo más gratificante es escaquearse y no hacer un buen
trabajo, o largarse sin pagar de una terraza.
A mí no me enseñaron que decir lo que uno
piensa es ofensivo, decir lo que uno siente es debilidad, o decir lo que uno
sueña es infantil. No me enseñaron a herir para protegerme ni me enseñaron a
humillar para curar mi autoestima. Ni por supuesto me enseñaron a traicionar
por cobardía.
A mí me enseñaron otras cosas, valores
totalmente diferentes, a si que mejor me callo y enfoco donde el resto, no vaya
a ser...
Puta realidad que vivimos, a conformarnos o a volvernos locos.
ResponderEliminarYo voto por volvernos locos. Siempre será mejor que conformarse...
EliminarUn abrazo!
Cuanta razón!!!! Yo tambien opto por la locura....Si no, como sobrellevar tanta carga?
ResponderEliminar